El mapa más antiguo de América que se conserva hasta la actualidad, lleva el nombre de “carta de Juan de la Cosa” y tiene 524 años de antigüedad. Realmente impresionante. Tanto como la creación de un mapa de Sudamérica que muestra cómo se entendía el territorio antes de la formación de los Estados modernos, a manos de un cartógrafo escocés en 1818.
A principios del siglo XIX, la región sur del continente era todavía un territorio remoto y poco conocido para los europeos. Los mapas que circulaban en el Viejo Continente se basaban en relatos incompletos o incluso legendarios, donde la selva, los ríos y las montañas aparecían deformados o directamente inventados. En ese contexto, John Pinkerton publicó una obra que buscaba ofrecer una representación más fiel del extremo sur de América.

El mapa que marcó un antes y un después para Sudamérica. Foto: Wikipedia.
Su mapa incluía con notable detalle los territorios que hoy corresponden a Argentina, Bolivia, Paraguay, Chile, Uruguay, Brasil y Perú, revelando información inédita sobre misiones, pueblos y ruinas que hasta entonces apenas figuraban en los registros europeos.
Lo extraordinario es la minuciosidad con que Pinkerton registró las poblaciones indígenas y misiones jesuíticas, además de los pantanos, volcanes andinos y sistemas fluviales de una región que en aquel tiempo apenas había sido explorada, lo que convierte su trabajo en una pieza clave para comprender cómo se imaginaba y representaba el sur del continente antes del nacimiento de las naciones modernas.
Pinkerton reunió información procedente de fuentes muy diversas: relatos de conquistadores, diarios de exploradores, registros de misioneros y testimonios de pueblos originarios. Gracias a esa combinación de perspectivas, logró construir una representación mucho más precisa de Sudamérica, especialmente de su zona austral, que hasta entonces permanecía rodeada de misterio para los cartógrafos europeos.

El mapa de John Pinkerton. Foto: Wikipedia.
Entre los detalles más llamativos de su trabajo se encuentran el registro de ruinas y pueblos abandonados, como La Concepción, Santa Isabel y Santa Cruz de la Sierra, que reflejan la inestabilidad y los constantes desplazamientos poblacionales de la región en aquellos años. También sobresale la identificación de montañas y volcanes, como el Aconcagua, el Coquimbo y el Petoroa, delineados con una exactitud poco común para comienzos del siglo XIX.
Otro aspecto notable es el abandono del mítico “lago de Xarayes”, una creencia heredada de los mapas coloniales, que Pinkerton sustituyó por una cadena de lagunas más pequeñas. Este cambio representó un avance fundamental en la cartografía de la cuenca del Amazonas, al corregir una de las leyendas más persistentes de la geografía sudamericana.
El trabajo del cartógrafo escocés, por su nivel de detalle y su enfoque racional, resulta esencial para comprender cómo Europa concebía el sur del continente antes de la consolidación de los Estados nacionales, marcando un punto de inflexión en la forma de representar y entender la región.
El mapa de América más antiguo que llega hasta nuestros días es la célebre “carta de Juan de la Cosa”, una obra con más de cinco siglos de historia. Su valor no radica solo en ser la primera representación cartográfica completa del continente: también es la única que logró sobrevivir entre todas las elaboradas durante los primeros viajes de Cristóbal Colón.
Su autor, Juan de la Cosa, lo elaboró durante los primeros viajes de Colón, en los cuales él mismo participó. Aunque fue creado con tinta y acuarelas, el mapa logró resistir el paso del tiempo y, gracias a ello, tras su reaparición (se presentó en el año 1500, ocho años después del primer viaje) pudo ofrecer una valiosa cantidad de información sobre aquellas exploraciones iniciales.

El mapa más antiguo de América. Foto: Wikipedia.
Otro dato llamativo es que nunca fue restaurada. La pieza conserva su estado original y se mantiene bajo estrictas medidas de preservación en la Sala de Descubrimientos del Museo Naval de Madrid.
Si bien existen representaciones previas del norte del continente, esta carta es la primera en incorporar América Central y Sudamérica, lo que la convierte en un testimonio fundamental de la exploración temprana del Nuevo Mundo.
FUENTE: canal26.com
Redacción
|
redaccion@airesdelinterior.com