El bombardeo de Estados Unidos sobre tres instalaciones nucleares en Irán representó una operación aérea sin precedentes, que puso a prueba la resistencia de los pilotos y la precisión tecnológica.
En uno de los ataques más extensos y exigentes de la historia militar reciente, el país norteamericano recurrió a pilotos de bombarderos B-2 que enfrentaron los límites de la resistencia humana en una travesía de 37 horas.
Los aviones B-2 Spirit con los que Estados Unidos atacó Irán. Foto: Reuters/Mike Segar.
Siete bombarderos furtivos, cada uno con dos tripulantes, partieron desde la Base Aérea Whiteman en Misuri, cruzaron medio mundo y regresaron, en lo que se considera uno de los ataques aéreos de mayor duración en la era moderna.
Para caer en la cuenta de la complejidad de la operación, cabe mencionar que la misma requirió la coordinación de más de 125 aeronaves, incluyendo cazas, aviones de reconocimiento y de reabastecimiento en vuelo, además de un despliegue de otros bombarderos B-2 que volaron en dirección opuesta como maniobra de distracción.
Un aspecto singular de la operación del sábado fue la carga de cada avión: bombas GBU-57 Massive Ordnance Penetrator de 13.600 kilogramos, diseñadas para penetrar profundamente en las montañas donde se fortificaron elementos del programa nuclear iraní.
Fue la primera vez que este tipo de bomba se utilizó en combate, y solo los B-2 pueden transportarlas. Siete bombarderos llevaron en total más de una docena de estas bombas.
Otro aspecto sorprendente es que la maniobra siguió también una estrategia de engaño militar clásica, una serie de señuelos y mensajes públicos que evitaron cualquier suspicacia mientras se preparaba en secreto una de las ofensivas más brutales que se recuerdan en la historia de las guerras modernas.
Todo empezó el sábado por la mañana, cuando observadores de vuelos detectaron varios bombarderosfurtivos B-2 Spirit despegando desde la base aérea de Whiteman, en Misuri, y dirigiéndose hacia el Pacífico, lo que pareció indicar un despliegue hacia Guam o misiones relacionadas con Asia.
Sin embargo, este movimiento fue un engaño: los verdaderos bombarderos encargados del ataque partieron poco después en dirección contraria, hacia el este, en modo completamente sigiloso, cruzando enormes distancias sin ser detectados hasta llegar al espacio aéreo iraní.
FUENTE: cana26.com